Merlí: Sapere aude. Amor y muerte.

Hace un mes que se estrenó Merlí: Sapere aude, spin-off y secuela de Merlí, pero con la notable diferencia de que el personaje principal, el que le da título a la serie no es el centro de la trama. En esta nueva serie, todo girará en torno a Pol Rubio, quien ha decidido estudiar la carrera de Filosofía, la famosa carrera sin salidas.

Si no habéis visto Merlí, no sigais leyendo y echadle un ojo a las tres temporadas.

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Bodyguard

Después de haber visto a Richar Madden en Medici, serie de la que pretendo escribir pronto, me resultó inevitable empezar otra serie en la que fuera el protagonista, aunque esta vez en un rol muy diferente.

Estamos ante un thriller político con temas de actualidad: guerra, terrorismo islámico, censura, estado policial… Pero no solo eso, sino que pone en evidencia algunos problemas que pasan desapercibidos muchas veces. Puede que os esté aburriendo, pero os garantizo que esta serie merece la pena verla. No se puede decir que sea aburrida, porque en cada capítulo siempre hay un gran momento de acción, a veces incluso más de uno; sobre todo, en los primeros capítulos.

Al final todos los cabos sueltos quedan atados. Un final cerrado con final feliz, sin dejar un mísero cliffhanger para los que hemos alucinado con esta serie.

Después de todo, se desvela que el frío y calculador David Budd es humano y se desmorona en la consulta de la terapia ocupacional. Una escena breve, pero conmovedora, haciéndonos ver que no ha sido fácil por todo lo que ha pasado., pero recompensado porque puede volver con su exmujer e hijos.

Una serie corta, de apenas seis capítulos, pero intensa y con una 2ª temporada aún en el aire

Merlí: un nuevo Verano Azul

Merlí es una de esas series que, por la sinopsis, pueden resultar pedantes y aburridas; doy por sentado que en este país el interés por la filosofía, en general, es escaso o nulo. Sin embargo, con Merlí aprendemos que la filosofía no son solo nombres extraños y conceptos incomprensibles.

Todo comienza cuando la exmujer de Merlí se va a Italia a trabajar y le pide que cuide de su hijo en común, Bruno, quien no tiene buena relación con su padre por haber estado ausente durante toda su vida. Y empeora cuando Bruno descubre que lo han desahuciado, que no tiene trabajo y tienen que irse a vivir con su abuela. Pero para más inri todavía para Bruno, llaman a Merlí para que sea profesor de Filosofía en su instituto.

A partir de entonces, Merlí revolucionará el instituto. No solo a sus alumnos —o como él los llama: los peripatéticos—, sino también a los profesores y a los padres. Y lo hará tanto con lecciones de Filosofía, como con su actitud tan descarada y desvergonzada.

Pero, tranquilos, no vengo a contaros la serie, sino a elogiar esta producción catalana que sabe elegir el momento para hablar de uno u otro filosofo. Y esto es gracias a que, en cada capítulo, vemos alguna relación con la filosofía de cada autor. A veces más acertadas que otras. Y me resulta inevitable comparar esta serie con la ya entrañable Verano azul. No diré más, 40 capítulos de filosofía, risas y momentos en los que se te encoge el corazón.

Y atentos a la noticia, hay un spin-off en camino de la mano de Movistar+ con Pol Rubio como protagonista. Recomiendo a los que no la hayáis visto que os pongáis al día ya mismo porque, además, la tenéis completa en Netflix.

¿Merecía ‘True Detective II’ aquel vapuleo despiadado?

La segunda temporada de True Detective fue una de las series más cruelmente vilipendiadas de su año. La destriparon con saña, sin ninguna clase de piedad. Imagino que la sombra alargada de su antecesora, un clásico instantáneo, le hizo un mal irreparable e infló demasiado sus expectativas. La «maldición de la primera obra maestra», lo llaman algunos. Pienso, de todas formas, que algunas personas han optado por cogerle manía a esta segunda historia de la franquicia de forma gratuita, sólo porque la anterior era muy buena y a la sucesora ya había que mirarla mal sí o sí (ya saben, las normas de la casa gafapasta). Recuerdo que ya en los meses de abril y mayo de 2015, cuando no se sabía demasiado de ella aparte de quiénes eran sus protagonistas, ya estaba siendo objeto de críticas asesinas. También recuerdo que muchos, con sólo haber visto el primer capítulo, ya la despreciaron y la abandonaron (cosa que tampoco entiendo: con un sólo episodio no puedes juzgar a una temporada entera que tiene otros siete).

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Una de las grandes «comidillas» del final de aquel año entre amantes del cine y de las series fue «lo mala» que era True Detective II. «Terrible», «decepcionante», «aburrida», «nada original», «un fracaso”. En medios de todo tipo: desde el blog más cutre hasta el periódico más famoso. Y sí, ciertamente es floja, desde luego, y las comparaciones son odiosas. Pero tampoco es un horror ni la peor serie de su año.

Nick Pizzolatto es de nuevo el creador y, tal y como comunicó en su momento, incursiona en otro tipo de historia negra. El objetivo de la serie es éste: explorar diferentes formas de “noir”. En la primera True Detective teníamos una trama retorcida de sectas, de poderes y símbolos primigenios, de ambiente rural. Aquí tenemos una trama de policías y mafiosos, de corrupción y de ambiente urbano. Pasamos de la América profunda a la América del cemento y el cristal. Me parece excelente arriesgarse para no repetir la fórmula (aunque me da a mi que algunos, se haga lo que se haga, lo van a criticar: si repite, porque repite; si no repite, porque no repite). Tenemos, sin embargo, las mismas coordenadas que en la temporada de 2014: unos personajes al borde del abismo que han de demostrarse a sí mismos y al mundo que les rodea que, después de todo, son más íntegros, valientes y justos que toda la podredumbre que les rodea. Pizzolatto trata ahora asuntos como las secuelas de la guerra, la frustración sexual, la hipocresía social, la violencia, la soledad, las relaciones familiares y de pareja, la mencionada corrupción o el capitalismo agresivo. El estilo es el mismo: el escenario es onírico, realista a la vez, sucio y oscuro, y el poso narrativo es directo, tajante.

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Los diálogos, aún siendo pretenciosos a veces y excesivamente enigmáticos otras, me parecen acertados en True Detective II. Es cierto que carecen de la genialidad de los de su antecesora. Los personajes me parecen también interesantes, aunque es cierto que no tienen, ni de lejos, el carisma de los dos protagonistas de la primera temporada (y es que es verdad que, prejuicios aparte, aquella dejó el listón muy, muy alto). No me parece que estén mal interpretados: creo que todos los actores lo hacen muy bien, desde Colin Farrell hasta Rachel McAdams y Kelly Reilly pasando por los ultracriticados Taylor Kitsch y Vince Vaughn (este último me parece que se come la pantalla con su ambiguo personaje). La temporada está rodada con potencia también, pienso, y hay capítulos excelentes como el cuarto y el sexto.

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No obstante, no niego que, en conjunto, esta True Detective de 2015 es más convencional en todos los aspectos que la original. Hay capítulos olvidables como el segundo y el tercero, y a la trama le cuesta arrancar (hasta el cuarto no lo hace del todo). El desenlace también puede resultar algo decepcionante (a pesar de contar con escenas excelentes como la del personaje de Vaughn en el desierto). En fin, no se puede conseguir siempre la excelencia, aunque pienso que es injusto también masacrar de esta manera a una temporada que es desde luego normalita, pero que tampoco es la peor infamia que se ha hecho (hay series mucho peores, vaya que sí). En fin, después de este jarro de agua ciertamente algo fría, veremos qué ocurre con True Detective III, que llegará el próximo año. Espero sólo que todo el mundo sea justo con ella, y que antes de elaborar una crítica destructiva por lo menos se den la molestia de terminarla.

 

José Torres Criado

Escritor. Lector omnívoro. Viajero de las viñetas. Melómano indisciplinado. Autor de la novela corta ‘Imagen corporativa’, publicada por Ediciones El Transbordador.

El retorno del demonio de la cocina del infierno: Daredevil Temporada 3.

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Esta crítica está libre de spoilers, así que puedes leerla sin temer que te estropeen la tercera temporada de Daredevil.

Han pasado unos meses desde los hechos ocurridos en Marvel: The Defenders, nos encontramos ante un Matt Murdock devastado, recuperándose de las heridas sufridas tras el derrumbe del edificio donde terminaron de combatir a «La Mano».

Con sus sentidos dañados y el dilema de que tipo de vida llevar comenzamos la tercera aventura de nuestro abogado favorito, a cargo de la hermana Maggie y escondido del mundo exterior.

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Por otro lado tenemos a Page Nelson, que continúan con sus vidas ajenos a que su mejor amigo dado por muerto sigue vivo.

Ante la ausencia de La Mano y con Wilson Fisk en la cárcel todo parece tranquilo en «La cocina del infierno», cosa la cual no tardará mucho en cambiar.

Y es que si bien echamos en falta la presencia de nuestro amado Kingpin en la segunda temporada de la serie, en esta ocasión la presencia del conocido villano es totalmente abrumadora.

Todos conocemos de lo que es capaz y no decepciona, hará cualquier cosa que esté en su mano para volver el mundo del revés y lo consigue con creces.

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La interpretación de Vincent D´Onofrio es una de las mejores que he podido presenciar en calidad de series, comparable a las de mi amada Eva Green en Penny Dreadful o el mismísimo Matthew McConaughey en True Detective.

Pero no me desvío más, la serie tiene un problema, un problema que no es malo, es básicamente que tarda en arrancar pero es porque lo que se está cociendo en «La Cocina del Infierno» es algo bastante gordo y que no dejará títere con cabeza.

Nuestro amigo Fisk como buen titiritero no duda en manejar los hilos de una ciudad en la que si no estás con él, estás contra él y encontrará la manera de que finalmente decidas estar con él, más te conviene.

Esta tercera temporada es distinta a las dos anteriores, dejamos de lado tanta pelea para centrarnos en una trama complicada, que implica a prácticamente toda la ciudad y a todos las fuerzas federales de esta.

Revelaciones, traiciones, dilemas internos, debates morales sobre la justicia y sí, como no, peleas, no tantas como en sus dos sucesoras pero igualmente satisfactorias para el ojo del aficionado y es que esta vez no tenemos un solo villano, sino dos.

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En ningún momento se menciona el nombre por el que todos le conocemos, Bullseye, pero este se encarga de dejárnoslo claro desde el primer momento, sed de sangre y una puntería milimétrica con cualquier cosa que tenga a su alcance son su carta de presentación, unidos a un pasado turbio que iremos descubriendo poco a poco.

Se encargará de poner la imagen de Daredevil sobre un hilo de cara a la sociedad cueste lo que cueste y dejando por el camino a cualquiera que se interponga en él.

Destacan bastante la presencia de los secundarios, aparte de Karen Foggy, en especial la de los agentes del FBI «Dex» y Nadeen que darán bastante juego y sobretodo mucho que hablar en el transcurso de los 13 capítulos que conforman esta tercera aventura del «Demonio de la Cocina del Infierno».

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Sin mucho más que decir al respecto (y para evitar spoilers sobre todo), os recomiendo que disfrutéis de la temporada como lo he hecho yo, cierro Netflix satisfecho con lo que he visto y con lo que han conseguido, que un héroe como Daredevil que para mí no significaba mucho se haya hecho un huequito en mi corazón.

Pongan las palomitas en el microondas y disfruten.

‘True Detective’: Una primera temporada fulminante y espectacular.

Que desde hace más de una década el mercado de las series está felizmente saturado de grandes creaciones (algunas, por desgracia, se quedan inconclusas debido a esta saturación y a la competencia feroz entre ellas) es un hecho claro. Clarísimo. Y viva este hecho. True Detective, creada por el escritor Nic Pizzolatto y dirigida por Cary Fukunaga, ha sido una de las grandes revelaciones de los últimos años sin ninguna duda. Con sólo ocho capítulos y autoconclusiva, se ha metido en el bolsillo y en el corazón a las audiencias de todo el mundo. Y no es para menos. La calidad de este thriller es gigantesca en todos los aspectos. En el argumental, en el visual y en el actoral. Y todo junto crea una de las mejores historias filmadas de toda la historia (valga la redundancia).

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En el terreno argumental tenemos una trama detectivesca sórdida, violenta, brutal, realista sin concesiones, que también, como toda buena trama negra, disecciona con un fino y agudo bisturí la sociedad de su momento: concretamente, volvemos a tener aquí a la socorrida e inhóspita y a la vez apasionante Norteamérica profunda de las últimas décadas.

Porque True Detective es mucho más que una historia de detectives: es una historia sobre la vocación, sobre la búsqueda de la verdad a toda costa, sobre la integridad más escrupulosa (y mal pagada en todos los sentidos) y sobre la lucha del bien contra el mal, de la luz contra la oscuridad. Alrededor de esta trama principal pivotan además otros asuntos como la amistad, la camaradería, la familia, los desencuentros generacionales, la corrupción, la religión, el fanatismo, la violencia, las frustraciones vitales, el machismo, la muerte, el paso del tiempo y también la pobreza que se ha creado con la crisis económica global que hemos vivido en los últimos tiempos.

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Todo está animado con unos diálogos magistrales, maravillosos, de una lucidez cortante, inteligentes. Una delicia en todos los aspectos. Y también por unos personajes espléndidamente construidos sobre los que se cimientan todos los conflictos anteriormente citados. La ambientación, como he dicho, es igualmente magistral: esa también mencionada Norteamérica profunda (en este caso las planicies costeras de Vermilion Parish, en Louisiana) es un personaje más, un símbolo de las luchas de los propios protagonistas y del ambiente estancado, corrupto y podrido en el que se mueven; decrépita y oscura y a la vez fascinante, llena de secretos y de lugares imposibles, esta Vermilion Parish posee una ambientación que pone los pelos de punta y que, como he dicho, es una metáfora, y nada casual, de todo lo que acontece en la trama de True Detective.

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Sin embargo, nada habría sido esta excelente serie sin las absolutamente soberbias actuaciones de su pareja protagónica principal: Matthew McConaughey y Woody Harrelson. El primero demuestra la gigantesca capacidad interpretativa que siempre tuvo tras años y años de estar anclado en papeles poco o nada interesantes (muchas comedias románticas chorras y muchas películas de acción tontunas; todas olvidables y olvidadas) y entrega al mejor personaje; un detective visionario, casi mesiánico, que ya se ha ganado un lugar en el podio de los grandes personajes televisivos de la historia. El segundo se puede lucir menos en su papel, pero igualmente borda al hombre víctima del propio machismo «testosterónico» de la sociedad en la que le ha tocado vivir y consigue momentos espléndidos y brillantes igualmente. Sin McConaughey y Harrelson, sin su química espectacular, sin su carisma que se come la pantalla y la hace explotar, True Detective no habría sido tampoco lo que es: una obra maestra indiscutible. Su discutida segunda temporada, eso sí, ya es otra historia.

 

José Torres Criado

Escritor. Lector omnívoro. Viajero de las viñetas. Melómano indisciplinado. Autor de la novela corta ‘Imagen corporativa’, publicada por Ediciones El Transbordador

¿Es Paquita Salas más grande que ella misma?

No ha sido hasta el estreno de la segunda temporada de Paquita Salas cuando me he puesto a ver la serie y ciertamente me he llevado una gran sorpresa. En mi caso disfruto mucho los productos que juegan a hacer referencias constantemente a la realidad o a la ficción misma, convirtiéndose en un “meta-entretenimiento”, un entretenimiento que contiene otro entretenimiento, a saber, identificar las múltiples referencias y guiños que se ven en pantalla mientras avanza una historia.

En este caso nos encontramos con una serie a cargo de Javier Ambrossi y Javier Calvo, “los Javis”, responsables también de la comedia-musical La llamada. El actor Brays Efe, que podremos verlo en la próxima temporada de Tu cara me suena, interpreta a Paquita Salas, una representante de actores con bastante mala suerte en la vida. Cuando su actriz número uno la abandona para irse con otro representante, su mundo comienza a tambalearse. Ha dejado de ser una de las figuras clave en el mundo del cine y la televisión a la hora de representar a grandes figuras del mundo actoral. Pero a su lado tiene al personaje de Belén Cuesta, Magüi, y a la actriz Lidia San José haciendo de sí misma, que merecen ser descritas como auténticas amigas, destacando el personaje de Magüi sobre el resto sin lugar a dudas.. Irán apareciendo otros personajes que nos harán profundizar en la vida de Paquita Salas, el por qué ha llegado a esa situación. Pero sobre todo nos vamos a enamorar del planteamiento de la serie, su formato, su forma, la narración y, sobre todo, vamos a sentir un absoluto interés por los personajes.

Es muy peculiar la capacidad que tiene la serie para jugar con nosotros, rozando (o quizá tocando del todo) la realidad con una parte del reparto que se interpreta a sí mismo mostrándonos las verdades y las basuras del mundo de la interpretación. Es tal el equilibrio entre las penas y las alegrías que se logra un humor perfecto que toca muchos tipos, desde el humor absurdo, negro, grotesco hasta llegar al más satírico pero con la virtud de no separarse de una realidad, esa realidad que no quieren contarnos en nuestra infancia: la vida es cruda de cojones.

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Ambrossi y Calvo recuperan a muchas caras “perdidas” del panorama español hasta tal punto que parece un paseo por la historia de un mundillo que, irónicamente, se echaba de menos. ¡Si hasta me ha hecho ilusión ver a Ana Obregón! Pero todo esto no hace que separemos la mirada de Paquita, el personaje principal, una mujer que, a pesar de los múltiples errores que ha cometido en su vida, ha seguido adelante luchando por aquello en lo que cree. Aunque por supuesto, lo más divertido de esta serie, que sólo tiene hasta el momento diez episodios, es ver a un personaje tan grande como Paquita Salas interactuar con todas esas caras conocidas.

Resta esperar que se estrene una tercera temporada que nos haga ver qué será de Paquita y los demás personajes. Desde luego la segunda temporada cierra en un punto magnífico, aunque personalmente hubiese preferido otro tipo de episodio final. No quiere decir que piense que sea un mal episodio, simplemente esperaba un cierre más emotivo como el de la primera temporada (y me han dejado con ganas de saber más del personaje de Anna Castillo), aunque he de admitir que este cierre es muchísimo más potente.

Y así es Paquita Salas, un producto que parece ser consciente de lo que está logrando a su paso. Una serie recomendada para todo el mundo.

Trece razones para odiaros

¡Hola! Antes de empezar a leer, te advertimos de que hay spoilers en el artículo. Dicho esto, lees bajo tu propio riesgo.

Una vez más, la serie de Netflix está en boca de todos, sobre todo por una polémica escena. Y al igual que la primera temporada, no paran de reclamar que retiren el contenido de la plataforma de streaming. E incluso una madre acusa a la serie de que su hija intentara suicidarse por culpa de la serie.

Tengo que romper una lanza a favor de la serie respecto a esta acusación. Ya que la madre no controló que su hija viera contenido que no estaba destinado a ella. Y que sus amigos la motivaran a suicidarse no es más que presión de grupo deleznable, llámenlo bullying o acoso. Pero que la hija intentara irse de casa con sus amigos para que los adultos les dejara de decir qué hacer y luego intentara suicidarse como Hannah Baker… Precisamente, no es culpa de la serie per se. Si no que más bien se está evitando ciertas responsabilidades.

Independientemente de que te haya gustado la serie o no, de que la quieras censurar o no; sin duda la serie invita a hablar abiertamente sobre el suicidio, el abuso de drogas y alcohol o las agresiones sexuales. E incluso a puesto en el punto de mira a problemas que hasta ahora apenas se le hacían caso, por supuesto me refiero a la agresión sexual que sufre Tyler en el último capítulo de la segunda temporada y que ha traumatizado a la mayoría de espectadores y ha puesto en vilo a los censores estadounidenses.

Es en esta escena cuando sentimos pena por Tyler, tal y como dijo el productor ejecutivo de la serie. Pero particularmente tengo que decir que apenas he logrado simpatizar con algunos de los protagonistas —quizás un poco con Clay, pero ya iremos con eso más adelante—. Y es que parece que están hechos para ser odiados por el espectador. Tienen sus momentos en los que empiezan a caerte bien, pero de pronto hacen cualquier tontería y otra vez caen en saco roto. Todos son unos pequeños sísifos adolescentes que cuando parece que logran tu empatía, se le vuelve a caer por la ladera. Sin embargo, cualquiera que esté leyendo esto puede que se haya identificado con alguno de los personajes. Porque seamos sinceros: todos cometemos errores y seguro que alguno se ha sentido identificado con algún personaje en concreto y 13 reasons why ha llegado para abrirte los ojos por esas acciones o por ese sufrimiento que tenías causado.

Y luego está Clay, con el que me he podido sentir identificado porque es un mero espectador de lo que le ocurre a Hannah, él estuvo allí, él lo vio todo (o casi), pero no hizo nada. Lo más odioso de él es que se cree cada palabra, es como un trozo de arcilla —por eso el personaje se llama Clay, pues en inglés significa arcilla—.

Pero dejemos ya a un lado los personajes y lo odiosos que son. Porque la serie, como ya he dicho trata de abrir debate sobre los problemas que ocurren en el instituto y me parece adecuado que alerten de contenido sensible y que te aconsejen que visites 13reasonswhy.info para consultar números de teléfono para recibir ayuda con problemas que aparecen aquí.

Aún así, a pesar de la impactante escena de Tyler, parece que estamos obviando un problema que vemos casi a diario. El abuso y la violación a las mujeres, ya lo vimos en la primera temporada, aunque tuvimos que esperar hasta la cinta número 12 para saber que Bryce la violó. En esta temporada el problema de la violación está presente desde el principio y vemos las distintas formas de afrontar una violación por parte de la víctima como podemos ver en Jess, Nina y Chloe que o bien no quieren contar lo que les pasó o no eran conscientes de que había sido violada, en el caso de esta última. Todo esto está pensado para crear debate, ya sea dentro de las aulas o fuera de ellas, para buscar una solución y para demostrar a las chicas que no deben avergonzarse por haber sufrido cualquier tipo de agresión sexual.

En definitiva, 13 reasons why es una crítica social a cómo se comportan los alumnos en un instituto y los problemas y situaciones que están alrededor de los alumnos: sexo, drogas, alcohol, violencia, abuso, acoso… Pero no sólo es una crítica, sino una herramienta para solucionar estos problemas a través del debate. La serie además critica la pasividad tanto de amigos como del profesorado que nos encontramos en cualquier parte de nuestra sociedad.

Seguramente, si has llegado hasta aquí es que habéis visto la serie ¿Qué te ha parecido?

Emerald City, la reinvención de un clásico

Después de haber sido cancelada debido a diferencias creativas entre el showrunner Josh Friedman y el estudio. La propia NBC resucita el proyecto para que sea su gran apuesta de la midseason de 2017.

La serie se emitió este pasado 6 de enero en EE.UU. y se emitirá en España el 13 de enero en el canal Cosmo con un doble capítulo de estreno.

Una historia reinventada

No, no se trata de una historia como la que protagonizó Judy Garland en 1939 o la precuela que realizó Disney hace un par de años. Para empezar, Dorothy proviene del Estado de Kansas de ahora. Al parecer no sólo el tiempo ha pasado en el mundo real, sino también en el mundo de Oz, porque la tecnología está ahora por encima de la magia —esto no significa que haya desaparecido del todo—.

Lamento decir que a partir de aquí voy a empezar a revelar el argumento de la serie o al menos de los dos primeros episodios que pude disfrutar en el BirraSeries del pasado mes de diciembre junto a la colaboración de Cosmopolitan Televisión España.

Parecidos y diferencias con Juego de Tronos

Es evidente que Juego de Tronos ha supuesto un bum en las series de fantasía y dragones, y todos quieren subirse a ese tren. Emerald city trata de imitar en cierta parte ese aire de lucha de poder —ya lo podemos ver en la imagen en comparación con esta otra de Juego de Tronos—.

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Foto: Michael Muller/NBC

Aunque parezca que el mago tiene a las brujas a su favor, todo parece apuntar que va a haber un enfrentamiento con ellas —y entre ellas—. Poco puedo decir habiendo visto sólo los dos primeros capítulos, ni siquiera sabemos qué pasara con Dorothy cuando llegue a la ciudad Esmeralda. Porque que haya caído del cielo no causa mucha simpatía. Nos podemos encontrar cualquier cosa, desde enfrentamientos inesperados a alianzas inverosímiles.

Pero, eso sí, olvídate de la duras imágenes que hayas visto en Juego de Tronos —o no—. Porque Emerald City es más refinada y elegante. Hasta ahora ha habido dos muertes y no son tan explícitas como en la serie estrella de HBO.

Otro de los elementos similares es Fresco Film. Sí, la misma productora española de Juego de Tronos es la encargada de Emerald City que cuenta con multitud de localizaciones españolas como Málaga, Granada e incluso Barcelona, que será el escenario principal de la ciudad Esmeralda. Desde luego Gaudí dibujó una Barcelona de fantasía que ahora será llevada a la pequeña pantalla.

Trama y personajes

Como ya he dicho, todo parece que va a ser una lucha de poder, pero no lo puedo afirmar con seguridad. Aún no sabemos si Dorothy llegará a la ciudad en el próximo capítulo o dentro de 30. Puede ocurrir también que Dorothy se enfrente a una aventura mientras que las brujas tienen su propia lucha. Quien sabe, habrá que esperar para verlo. Además todo apunta a que Lucas esconde un secreto crucial, aunque no lo recuerde.

Entre el elenco de actores encontramos a Adria Arjona (True detective, Person of interest) que interpreta a la veinteañera Dorothy Gale que llegará al mundo de Oz en un coche de policía caído del cielo. En su camino se encuentra con Lucas, interpretado por Oliver Jason-Cohen (Lark Rise to Candleford), el espantapájaros de esta versión, que no recordará absolutamente nada, ni siquiera su nombre, siendo bautizado por Dorothy. Vicent D’Onofrio (La chaqueta metálica, serie Daredevil) interpreta a este Mago de Oz más próximo a un monarca que a un mago. Es el antagonista de la serie, al menos es lo que parece, ya que impone un Estado autoritario donde la magia está totalmente prohibida. Sólo la permite para celebrar el funeral de la bruja del Este, Florence Kasumba (Capitán América: Civil War, Black Panther); celebrado por la bruja del Norte, Glinda, interpretada por Joely Kimberly Richardson (101 dálmatas, El patriota); y por la bruja del Oeste, que interpreta Ana Ularu (Inferno, Los Borgia).

Director

Tarsem Singh es un director que se ha dado conocer desde el mundo de los videoclips, esto no debe sorprendernos muchos viendo algunas joyas de videoclips. Tarsem grabó apenas unos cinco videoclips, entre ellos Losing My Religion de R.E.M., con el que ganó en 1991 el MTV Video Music Award a video del año. Y no es para menos, veámoslo:

Esto le bastó para trabajar en anuncios de conocidas marcas y posteriormente películas como Immortals o Mirror, Mirror. Aún desconozco por donde quiere llevar Tarsem esta reinvención —o quizás destrozo— del Mago de Oz. Sin embargo conociendo la libre adaptación de la mitología griega que hizo en Immortals —que como clasicista me horroriza, a pesar de ser una película entretenida— y el vestuario de Mirror, Mirror podemos hacernos una idea de lo que nos depara Emerald City. 

Sólo me queda decir que el primer capítulo de la serie es realmente interesante, el segundo, quizás, resulte más pesado. Pero según me han chivado, el tercer capítulo revaloriza mucho la serie.

Esperemos que Tarsem haga un buen trabajo con una serie que puede ser oro.

Este artículo fue publicado originalmente en la revista Ákrox