En las series, en los cómics, en la literatura, a veces, hay personajes que desaparecen sin ningún motivo claro. Simplemente, un día, ya no están. No suelen ser movimientos estratégicos (algunos están condicionados por la poca popularidad del personaje de marras) especialmente queridos por los fans, ya que, ciertamente, quitan seriedad a la trama y, al final, a veces, acaban incluso perjudicando a la historia central. Ha pasado con los queridos Launch y C-16 en Dragon Ball (los amantes de la serie siempre los echaron mucho menos), con la olvidadísima Carlota Braun en Peanuts (de ésta pocos se acuerdan en cambio) o con Lyman en Garfield, del que hoy hablamos.
El gato más vago y desencantado del mundo comenzó sus andaduras en las viñetas el 19 de junio de 1978 y, desde entonces, no hemos dejado de verlo en periódicos, recopilatorios, películas, merchandising de todo tipo. Su serie es una de las más longevas de la historia del cómic, y no tiene visos de terminar, ni de lejos. Personajes tan carismáticos como su dueño Jon o el perro Odie son reconocibles junto a él en todas partes. Pero, ¿quién diablos es Lyman? Y… ¿Por qué nadie se acuerda de él?
Lyman, una suerte de Jon pero moreno y con bigote, era su mejor amigo y el dueño original de Odie. Vivía en casa de Garfield como compañero de piso y desapareció en 1983 de las tiras para reaparecer brevemente en una de 1988 que celebraba los diez años de la historia. Y fin. Aquí le perdemos la pista, aunque ha sido visto en algún que otro videojuego o producto de la franquicia, también con brevedad.
Jim Davis, el creador del gato y su mundo, explicó que Lyman tenía inicialmente un papel de “conversador” humano con Jon, y que dicho rol fue adoptado poco a poco por el propio Garfield, por lo cual el personaje de este señor bigotudo dejó de tener sentido y fue sacado de la trama de una forma bastante chapucera, todo sea dicho. El mismo Davis, preguntado varias veces por su destino final, hizo bromas sobre él diciendo que se había unido al Cuerpo de la Paz o instando a los lectores a que “no mirasen en el sótano de Jon”.
Cachondeos aparte, Lyman volvió a la franquicia en un especial de 2012 de la serie animada de televisión Garfield Show, en el capítulo “Long Lost Lyman”, en el que se revelaba que se había convertido en un fotógrafo experto en vida salvaje y que se había marchado a vivir aventuras a Australia. Un pequeño homenaje, tal vez insuficiente pero homenaje por lo menos, a un personaje entrañable que podría haber dado mucho más juego del que dio y que se ha quedado como una nostálgica curiosidad para los fans del cómic.
José Torres Criado
Escritor. Lector omnívoro. Viajero de las viñetas. Melómano indisciplinado. Autor de la novela corta ‘Imagen corporativa’, publicada por Ediciones El Transbordador.