El terror es un género difícil. Lo es en el cine, y en la literatura todavía más. Los ejemplos de buen horror literario son difíciles de encontrar, pienso, cuando se sale de los clásicos básicos, de las rarezas que merecen ser reivindicadas pero que también son clásicas o de ciertos autores todavía vivos y excepcionales (también clásicos de alguna forma, valga la redundancia), como el eterno Stephen King (en sus mejores obras, porque este hombre hiperactivo tiene de todo en su haber) o como Thomas Ligotti.
He tenido el gusto de leer hace poco una novela de terror española excelente: “Dioses, fantasmas o demonios”. Su autor se llama Jesús Gordillo, y he podido conocerlo en persona en una de sus presentaciones. Y tengo que decir que me ha cautivado esta primera obra suya que he podido disfrutar de principio a fin.
El escritor de Badajoz juega con lugares comunes y con grandes homenajes, pero los reinventa constantemente. Tiene su creación un genuino sabor español, pero también nos lleva a un escenario evocador y exótico: los parajes románticos y monstruosos de la Noruega profunda. Y es capaz de crear unos personajes inolvidables, que se quedan al lado del lector desde la primera página. En especial, no olvidarán a ese antihéroe delirante y genial que es “El Matafocas” (lean la novela, por favor, para conocerle).
Dioses, fantasmas o demonios tiene garra, tiene fuerza, tiene escenas que dan verdadero mal rollo, tiene un sabor de terror clásico del bueno y a la vez de pura aventura, y está escrito espléndidamente, con la palabra justa y con un dibujo ambiental redondo. No puedo dejar de recomendarla, porque es de lo mejorcito, de verdad, que se ha publicado últimamente en el panorama del terror español. No se la pierdan.
José Torres Criado
Escritor. Lector omnívoro. Viajero de las viñetas. Melómano indisciplinado. Autor de la novela corta ‘Imagen corporativa’, publicada por Ediciones El Transbordador